sábado, 18 de febrero de 2012

El Amor desde una perspectiva Neurobiológica


Como concepto abstracto, el amor se considera normalmente un sentimiento profundo e inefable de preocupación cariñosa por otra persona, animal o cosa. Hay muchas clases de amor: amor paterno-filial, amor fraternal, amor al prójimo (amistad), amor a los animales… Algunos de ellos pueden generar lazos afectivos muy fuertes, pero ninguno es tan “explosivo”, fisiológicamente hablando como el Amor Romántico
Pero vayamos por partes. En el amor de pareja distinguimos tres fases

Impulso sexual o libido (en su extremo: lujuria)
Amor Romántico: Enamoramiento
Apego: Establecimiento de vínculos afectivos duraderos

Impulso sexual o libido
Comienza a partir de la pubertad. También se le conoce como apetito sexual o libido. Es el “ruido de fondo” que nos permite enamorarnos, pero no necesariamente tiene que acompañarse de amor. Puede haber deseo de tener sexo sin amor. Filogenéticamente se desarrolló para motivar la búsqueda de posibles compañeros reproductivos.
Depende de las hormonas sexuales masculinas, que en el hombre proceden mayoritariamente del testículo (testosterona) mientras que en mujeres proceden de la glándula suprarrenal.


Amor Romántico Enamoramiento
Sentimiento que nos hace dirigir nuestro interés, nuestro deseo sexua,l hacia alguien en concreto. Dicha atracción nos hace “perder la cabeza”, nos hace desear estar con esa persona a cualquier precio. Es la etapa más confusa, más hilarante y estresante del amor.  Nos causa activación simpática, ansiedad. Nos hace escribir poesía, ponernos al mundo por montera. Perdemos el apetito, capacidad de concentración, fallamos en los estudios, etc.

Muy a menudo el amor romántico se dispara ante estímulos visuales (contemplar a alguien bello), especialmente en hombres, lo que no quiere decir que otros factores tales como la voz, el intelecto, el status socioeconómico, o el atractivo personal no influyan en este proceso.

El amor romántico surge de un complejo entramado de respuestas neurobiológicas que provee la suficiente motivación para la reproducción y la perpetuación de la especie.

Implicaciones de neurotransmisores: 
Dopamina (placer) 
Noradrenalina (estrés, activación simpática) 
Serotonina: disminuye durante el estrés romántico

Neurología del amor romántico:
Durante el amor romántico se activan nuestras áreas de placer, situadas en el diencéfalo, mediante la acción de la dopamina. La dopamina por tanto, tiene que ver con el placer sexual. El ascenso de dopamina a su vez causa descenso de serotonina, lo que podria correlacionarse con pérdida del apetito y conductas obsesivo-compulsivas. De hecho, el amor romántico es una forma de obsesión.

Durante la excitación sexual se produce una “conversación” entre diversas áreas del cerebro que incluyen la amígdala cerebral y los centros del placer o de recompensa del sistema límbico
Implica respuestas del sistema nervioso autónomo, como por ejemplo, erección del pene y lubricación en ambos sexos

El amor romántico como droga para el cerebro
Los efectos conductuales del enamoramiento son similares a los generados por las drogas. Ello se debe a que el amor romántico y las drogas estimulan los mismos centros de placer dependientes de la dopamina que existen en nuestro cerebro. La diferencia es que el efecto de las drogas es muy abrupto, mientras que el efecto del amor presenta una subida y una bajada mucho más tenue.

El Apego o cariño: creación de vínculos o lazos afectivos duraderos
El amor romántico cede en el plazo de unos nueve meses y es sustituido por la última fase del amor: el Apego o Cariño. Esta fase es común tanto para el amor romántico como para el amor materno-filial
En el apego o cariño tiene mucho que decir una hormona, la oxitocina, producida por el hipotálamo y liberada por la neurohipófisis durante el orgasmo en ambos sexos y durante el parto y lactancia en la mujer.
La oxitocina inhibe la secreción de glucocorticoides y adrenalina por la glándula suprarrenal. Causa por tanto relajación y combate el estrés. Sus acciones son potenciadas por otra hormona hipotalámica: la vasopresina o ADH.
El antagonismo entre oxitocina (relajación) y glucocorticoides y adrenalina (estrés) es al parecer el mecanismo que afianza la necesidad de crear vínculos estables ya que con ellos la secreción de oxitocina aumenta y nos sentimos mejor. En este sentido, la acción de la oxitocina se ve reforzada por los péptidos opiáceos.
 
Así pues, el amor es por tanto una espada de doble filo: causa estrés en sus inicios y relajación y bienestar en su consolidación